Los eventos naturales son ineludibles, pero la ocupación desordenada del territorio, trasforma estos, en verdaderas catástrofes
Con un promedio de 40 desastres importantes al año, América ocupa el
segundo lugar, después de Asia, en cuanto a la vulnerabilidad a desastres. Los
desastres naturales, tecnológicos y de origen antrópico de diferente magnitud
son cada vez más frecuentes en esta región y, aunque el número de muertes ha
disminuido, cada vez es mayor el número de personas que se ven afectadas por
dichos desastres. (Llamamiento 2004, IFRC:
2004). Las personas vulnerables, para la Federación Internacional de
Cruz Roja y la media Luna Roja, son las que están expuestas a situaciones que
amenazan su supervivencia o su capacidad de vivir con un mínimo de seguridad social y económica y de dignidad
humana. Los eventos naturales son ineludibles, pero la ocupación desordenada
del territorio, trasforma estos, en verdaderas catástrofes, en lo que por regla
general afecta con mayor intensidad a los grupos que se sitúan por debajo de la
línea de pobreza, aglomerados en asentamientos humanos espontáneos, con
viviendas precarias localizadas dentro de zonas de riesgos y peligros. Frente a
la ausencia de rangos de certidumbre aceptables de cara a la casuística de los
desastres, el ser vulnerables alcanza
cotas que superan la particularidad, para tocar niveles de generalidad. De cara a los eventos y catástrofes de
cualquiera índole, todos estamos sujetos a manifestaciones de vulnerabilidad,
en grados diversos, pero en fin,
expuestos.
Isaías Chang U.
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